Capítulo 6

EL SANTITO

Diz que el Señor de la Buena Muerte es un esqueletico, pequeño, pequeño, de entre 5 y 10 cm de alto, la mayoría de las veces está parado, algunas veces está en cuclillas, con el mentón entre las manos, diz que esperando, náa más que esperando…
….Esperando que la Muerte te lleve, ¿que vai a esperar, puéh?...¿La carroza?...¿ehée?...
Era como que se sentaba a esperar siempre, que siempre estaba esperando y de tanto que esperaba y que todavía espera muchos le dicen el Señor de la Paciencia…
Diz que la etnia mbya guaraní lo formateó en un mix con la imagen del Cristo de la Paciencia, la imagen de la Parca grecorromana (de ahí que muchas imágenes occidentalizadas aparecen ya con el esqueleto erguido, la guadaña en la mano y una capa clerical de color negro) y la imagen esquelética del payé (médico brujo, adelgazado por los largos ayunos y el consumo de hierbas estupefacientes) perteneciente a su religión….
Diz que lo formatearon después de haberse fugado a la selva, cuando cerraron las misiones jesuíticas en nuestra Mesopotamia y el Paraguay, después de que los Borbones expulsaran a la Orden de los Jesuitas de América… Diz que lo sincretizaron ahí, fugados en la selva y a medio catequizar…
Diz que pa’ que el Santito haga efecto es mejor que esté tallado en la falange de la mano izquierda del esqueleto de un niño recién muerto, o, sino, moldeado en el plomo derretido de la bala de un cadáver asesinado a tiros, extraída con la punta de un facón del tipo recién muerto… Sino puede ser, en algunos casos, la imagen modelada en barro, siempre y cuando se cocine la arcilla en la noche del Viernes Santo…
Por acá le decimos el Santito, en parte por lo pequeñito, ¿vio?, en parte porque es muy tímido, le endegusta estar siempre escondidito, y en parte porque ya es más como que uno le va agarrando cariño, tanto tiempo, tanto tiempo de tenerlo escondido bajo la ropa, o en un rinconcito de la casa, bien tapado, pa’ que las visitas no lo noten, que a la final, Él es como de la familia, y sí, en parte por el tamaño, en parte por el comportamiento que tiene, en parte también por la compañía que nos da y nos dio dendesiempre, le terminamos diciendo el Santito, o el Chiquito, pa’ que nos tenga más confianza, ¿vio?, como pa’ querernos un poco más…
Porque todos sabemos muy bien que a La Muerte es mucho mejor no nombrarla, entonces andamos con el chiquito a cuestas inventándole nombres así, como estos que le vengo diciendo, nombres o sobrenombres como de entrecasa, por la confianza, ¿vio?, pa’ que Él nos tenga a La Muerte bien ahuyentadita, que pa’ algo lo llevamos siempre encima, no crea, y, a la vez, que eso es lo más difícil, pa’ que nos cuide en nuestro bien morir, que eso es lo que queremos todos, ¿vio?, porque morir, todos sabemos que algún día nos vamos a morir, en algún momento te toca, porque eso, antes que nada, es una cuestión natural, si estamos vivos, todos sabemos que en algún momento, vamos a pasar a estar endemuertos, pero con el Santito puesto ni morimos de muerte trágica ni tampoco dejamos las cuentas pendientes al irnos, que eso, ¿vio?, es lo que tampoco queremos dejar, porque eso es lo más triste de tener que irse, irse dejando las cosas sin resolver, irse dejando las cosas como quien dice a medias o a tientas…
Así, con un montón de epítetos, lo tenemos siempre con nosotros, lo llevamos , como quien dice, en el alma, además de portarlo, en general al cuello o en algún llavero, diz que pa’ que le haiga más efecto, ¿vio?, es mejor llevarlo dendencima de uno, con uno, sobre la piel, pero tapado de los demás, pa’ que los otros no lo vean…
No es que te haga invencible el petiso, no, tampoco vamos a inventar la boludez acá, mucho menos a creer en ella, diz náa más que es pa’ el buen morir…
Diz que si un enemigo te quiere matar, no puede… Diz que te defiende de las balas, los lanzazos, las cuchilladas de los enemigos que te hiciste…¿Vio?...Cosa ‘e mandinga…De los verdugos…
Parece que al Gauchito le pasó eso, che…Diz que lo habían matado injustamente, que la orden de su perdón ya estaba cuando lo mataron…Parece que todos sabían eso, incluido su verdugo, el Sargento Cristino Gauna…Pero diz que el Gauchito era noble y pensaba que era mejor acatar la orden que alguien había dado, por más que ese alguien haya sido su enemigo más ponzoñoso… Parece que con el Gaucho pasó eso… Que diz que se le esquivaban las balas del cuerpo cuando lo tirotiaron…Porque diz que tenía al cuello el payé del Santito, el payé que ña Encarna le había hecho hacer de la bala de un tipo asesinado… Porque ña Encarna era así, ¿vio?, como diz que son todas las madres, pero ella parece que más, ella parece que sabía que el Antonito siempre andaba metido en líos y tenía poca vida, era como que era el que le demandaba más cuidado que los otros hijos, vaya a saber por qué sería, intuición de madre, presentimiento por haberlo parido, ¿qué se yo?. Antonio siempre fue raro, desde gurisito, mire, y siempre llamaba la atención, sabrá Dios por qué… A lo mejor en realidad era así, todo fue la voluntad de Dios y fue Él que quiso que las cosas fueran así y que las cosas salieran así, porque, sino, se supone que algo habría hecho, ¿no?...
Diz que fue por eso que el Gauchito le pidió a Gauna que lo degollara con su propio facón, porque si era con el arma del enemigo no se moría, diz que tenía que ser con el arma propia, con el facón que usó siempre, de purrete, vea, con el que le había regalado su padre al morir, el mismo que había sido de él, fíjese, fíjese y acuérdese de esto pa’ pos contarlo, ¿vio?, porque parece que el padre también sabía, aunque él no lo hubiera parido ni lo hubiera tenido los nueve meses reglamentarios en el vientre, que este hijo venía más jodido que los otros, vea, porque él tenía un solo facón y justo se lo dio a Antonio antes de morir, vea, es más, cuando ya se estaba muriendo, y sabía que los otros hermanos varones ansiaban y anhelaban ese facón porque era un emblema, porque era un símbolo, y tenían más edad que Antonio pa’ portarlo, pero no, vea, el padre lo eligió a Antonio pa’ darseló, seguro que era porque sabía, él también, que Antonio era el que lo necesitaría más, que él siempre iba a ser, de los hermanos, el que más estuviera en peligro… ¿Vio?, ¿Vio cómo son los padres?...Por lo mismo que el padre le dio su facón, ña Encarna le mandó a hacer el payé del Santito, bendecido y todo, che, que mirá que se tomó el trabajo de llevarlo escondidito a bendecirlo por las siete iglesias, la doña, tanto que querían ambos defender a ese hijo… Es como que sabían, vea, vea y anote, que el destino de Antonio venía jodido desde el nacimiento, ¿vio? A lo mejor por tener la sensibilidad muy extrema atada a la punta del alma… A lo mejor por defender los derechos de los humildes, de los desposeídos, de los carentesdetodo y de los dueñosdelanada… A lo mejor por tener ese criterio de Justicia que no condecía mucho, más bien se llevaba de pelos con los funcionarios del poder estatal, vaya a saber…
El tema es que él le pidió a Gauna que lo degollara con su propio cuchillo, con su compañero, ese que diz que lo acompañó toda la vida, porque sino el Santito le seguía haciendo efecto, che, cosa ‘e mandinga este Chiquito, bien bravo que son los petisos, bien inteligentes y poderosos que son…
Y fue ahí, según dicen y dijeron los que estuvieron presentes, los cuatro de la partida, Gauna, Gutiérrez, López y Asuna, que el Gauchito pudo morirse, derecho che, derecho viejo y mirando pa’ elante a tal punto que diz que le temblaban las rodillas al Sargento cuando lo cortó como lo cortó, que diz que le temblaban las rodillas y los dedos no te cuento porque no podía ni por puta sostenerle la mirada, esos ojos ‘e puma ‘el monte, che, que tenía el condenado, esos ojos de oro mirándolo de frente y fijo, sosteniéndole la mirada en las pupilas duras, valientes, imperturbables, sin odio, sin venganza, sin rencores ni codicia, náa más que aceptando su Destino…
Como debe ser, ¡puéh!, como debe ser que lo haga todo hombre de bien, como el Gauchito era, como diz que dicen que era toditos los que lo conocieron (y los que no lo conocieron también, que no hay versiones encontradas en este punto…) A tal punto, diz que fue, su mirada en la de Gauna cuando se estaba dendemuriendo, que diz que el sargento terminó berreando como un cordero, arrodillado frente al cadáver y suplicándole perdón… Que diz que no tuvo la fuerza ni la compostura pa’ terminar de cortarle la cabeza y embolsarla… Que eso lo hicieron, como pudieron también, los soldados que venían con él, porque Gauna tan sólo pudo, una vez que el Gauchito hubo muerto, arrodillarse y llorar a su lado como una criatura, suplicándole su perdón…

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