NOTA DEL AUTOR:

Este es un humilde intento de redimir a un héroe popular, postergado por las mayorías de las gentes que se autodenominan “cultas” que son las que poseen un grado medianamente elevado de instrucción por haber pasado por el segundo o tercer nivel de enseñanza del sistema educativo formal (léase los que terminaron la escuela secundaria y/o la universidad).
Repito, este texto es nada más que un intento de redención.
Nacido de una historia real que luego pasó a ser leyenda y hoy por hoy es un mito, el Santo Antonio Mamerto Gil Núñez, alias “El Gauchito”, es objeto de culto y devoción en toda la superficie de nuestro país.
La capacidad de extensión de la superficie de su culto ha crecido ostensiblemente en los últimos diez años. Si bien siempre se lo adoró en Corrientes, su provincia natal, hoy en día sus santuarios llegan desde la provincia de Salta hasta Tierra del Fuego y su culto se ha extendido también a los países limítrofes de Argentina que pertenecen al Mercosur, sobre todo Uruguay, Paraguay y Brasil.
Forma parte del Santoral Apócrifo de la Iglesia Católica Argentina por no estar reconocido oficialmente por la misma como Santo.
Su culto es anómalo y extraño, en relación a las formas de devoción y adoración que los católicos ejercitan habitualmente para con los santos de sus iglesias.
En lugar de estar signado por el dolor y el arrepentimiento por los pecados cometidos, el silencio y la retracción e introversión personal e individual en señal de respeto hacia Dios, las procesiones y santuarios en donde se adora al Gauchito están signados por la alegría de vivir, el baile y la fiesta popular.
Es el único santo católico (apócrifo o no) cuyo culto está impregnado por festejos intensos que incluyen rezos, comidas, bebidas, cantos, bailes y alegrías.
Es capaz de sostenerse en la imaginería popular como el Santo de los Pobres, los humildes y los postergados.
Los que están por fuera de la Ley, los que están por fuera de la Justicia, los excluidos. Léase los “cimarrones”.
Como fueron antes y son hoy tantos otros perros. Como fue antes el Gaucho. Como son hoy tantos cristianos, católicos o no, yendo y viniendo por estas pampas, esperando encontrar, alguna vez, en alguna parte, algún horizonte mejor.


Mariana Miranda
Rosario, 1º de Noviembre de 2008.-

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