Capítulo 10

EL SANTUARIO


Diz que de que el Gauchito murió, todo el mundo va a venerarlo y a pedirle a su tumba. Diz que se corrió el bolazo por todo el Pay Ubre que la tumba taba debajo del algarrobo donde lo habían degollado y ahí, por sobre la cruz que Gauna hubiera hecho y llevado con sus propias manos y con sus propios pies, empezaron a pasar los desharrapados, unos más desgraciados que los otros, unos pidiendo Justicia, otros pidiendo Paz, otros pidiendo Perdón por acciones de las cuales después se hubieron arrepentido, otros pidiendo Protección por sus propias vidas en los caminos por los que debían de circular, otros reclamando por amores perdidos, tumultuosos e ininteligibles, otros pidiendo sanaciones a enfermedades graves e incurables o a estados de salú mucho más que deplorables, pero, en fin, todos pidiendo, pidiendo sanaciones, pidiendo Suerte, pidiendo Protección y agradeciendo y retribuyendo con algún objeto muy preciado por el promesero o por algún cambio de actitud de vida (por ejemplo, dejar de fumar, dejar de tomar, no mentir nunca más) y allí, abrazados a esa cruz y rezando y suplicando y orando y muchas veces también llorando, pasaban, pasan y pasarán todos los devotos del Gauchito, todos su gente, todos su Paz…
Y vealé, don, el problema es que esta gente, de tiempo en tiempo se transformó en cada vez más y alguna vez jueron muchos, luego luego jueron muchísimos, y poco a poco se transformaron en demasiados…
Los primeros en hacer correr la voz de lo que había sucedido jueron don Gauna y ña Encarna, los primeros, más luego luego jue algo de lo que se enteraron todos, en un principio porque todos sabían que la muerte de Antonio, de que lo detuvieron los de la milicia, era náa más que una cuestión de tiempo, que más tarde o más temprano lo iban a tener que matar, y esa muerte, como quien dice, ¡puéh!, era un secreto a voces, algo que todos sabíamos que nos iba a suceder…
Y fue ansina, po, que todos hicieron correr la pelota, en parte los milicos, que también le iban a orar, no crea, eso sí que le iban de civil porque no se animaban a irle de uniforme, ¿vio?, les daba algo así como pudor, como una vergüencita que les iba desnudando el alma, en parte los paisanos, en un principio náa más que los del Pay Ubre, más luego luego los de toda la provincia de Corrientes, pos los de Entre Ríos y Formosa y el Chaco, y pos los de todo el país, ¿vio?, que diz que el Gauchito es verdaderamente muy poderoso y el efecto de sus milagros es capaz de derrotar la potencia de cualquier otro enemigo que se le acerque, a Él o a su gente, porque Él siempre jue así, ¿vio?, el Antonio vino pa’ quedarse con nosotros después de muerto y pa’ protegernos siempre y su fama parece que se extendió, tanto por los milagros como, y, por sobre todas las cosas, por las sanaciones o el impedimento de los accidentes de tránsito, por todos los lugares por donde jueron y pasaron todos los que en algún momento de sus vidas vinieron aquí a orarle…
Es que diz que Él era así, ¿vio?, que él vivía pa’ su gente, pa’ protegerla, pa’ ampararla, pa’ refugiarla, que Él era, desde mucho antes de muerto, juraría que de que había nacido, el sostén de los pobres, de los desgraciados, de los enfermos, de los relegados, de los excluidos; y que sabía guardarlos y amarlos en el centro de su enorme corazón de gaucho pa’ que pudieran seguir andando, che, pa’ defenderlos de la injusticia, pa’ protegerlos de la pobreza, pa’ defenderlos de las inequidades socioculturales y de las disgracias a las que estuvieran sumidos por una u otra causa, no importaba, pero él era todo pa’ su gente, una enorme alma de Gauchito Argentino desparramado en el corazón del pueblo, ¿vio?, así lo conocieron en sus años de gurí y de mozo, así lo conocemos ahora, como el que nos cuidó y nos cuidará siempre, no importa qué tan pobre seamos, no importa qué tan disgraciados, importa que seamos nosotros, el pueblo entero, los desharrapados, la paisanada, rezando y orando por él siempre, por los tiempos de los tiempos…
Pero diz que el dueño de la estancia “La Estrella”, que es donde taba la tumba de Antonio, pidió a las autoridades de trasladar los restos al Cementerio de Mercedes pa’ no tener problemas, ¿vio?, porque diz que los promeseros eran muchos, eran demasiados, las cañas tacuaras con las banderas y cintas rojas también, y, por sobre todo, las velas rojas encendidas con las promesas de cada devoto también eran muchas y entonces, en la época de sequía o incluso con el viento, el hombre tenía miedo que se le incendiara la cosecha, y como todos los devotos iban a la tumba, él pensó que si trasladaban los restos al cementerio los promeseros irían allí a encender las velas y colocar las cintas y las banderas y no en su propia estancia…
Lo que no tuvo en cuenta don Speroni que así se llamaba el hombre, es que a consecuencia de esto y luego luego de que los restos de Antonio y la Cruz jueron llevados al Cementerio local, hubo un mal raro y desconocido del que fue presa durante un tiempo, un mal tan extraño que del cual ninguno de los médicos que lo atendió pudo dar razones, y del cual presurosamente lo desahuciaron ya que dicho mal degeneró en locura, en una locura mucho más extraña aún y que parecía aproximarlo mucho más a la muerte que a la vida misma, y jue entonces, cuando en un rapto de lucidez de los pocos que podían quedarle por lo que le quedaba de vida, que don Speroni se encomendó en el alma y la vida al Gauchito y le prometió que si Él lo sacaba de ese estado de enfermedad y de locura en el que estaba sumido, él le ordenaría construir un monumento fúnebre en el lugar en donde hubiera acaecido el homicidio hacía tantísimos años atrás, y entonces, luego luego, el estanciero se curó del mal extraño y raro que lo hubiera venido aquejando hasta entonces y ordenó a las autoridades que devolvieran la Cruz de Gil abajo del algarrobo, en el lugar en donde el Gauchito fuera degollado, y luego luego el hombre donó tres o cuatro hectáreas de su propia estancia en los alrededores del algarrobo donde lo hubieran colgado pa’ construir un oratorio y un mausoleo muy grandes, que jueran destinados pura y exclusivamente para los promeseros y devotos del Gauchito pa’ rendirle el culto…
Los restos del Gauchito siguen depositados en el Cementerio de Mercedes pero el lugar de su asesinato se convirtió en un mausoleo y santuario que es centro de peregrinación de infinidad de devotos, promeseros y fieles, los cuales, llegan, de una forma o de otra, sobre todo en los días previos al 8 de enero de cada año, fecha en la cual se conmemora su asesinato y el cura de Mercedes oficia una misa pa’ pedir por el alma del Gauchito.
Diz que cuando empezaron a asfaltar la ruta los ingenieros decidieron que lo más práctico era trazar una línea recta pa’ acortar el camino, por más que esto implicaba pasar por encima del oratorio del Gauchito Gil y por ello, sería necesario mover de lugar el mismo.
Los operarios dijeron que “no era bueno pasar por encima de tierra sagrada pa’ los correntinos” pero los empresarios del camino ignoraron esta advertencia.
Muchos piones se negaron a cumplir la orden y renunciaron al trabajo. Cuando estaban cerca de la zona en cuestión, las máquinas se negaban a avanzar, ni los operarios ni los jefes, ni los mecánicos podían ponerlas en funcionamiento si la dirección de las mismas era hacia el Santuario. Los operarios empezaron a desertar porque pensaban que todo esto era obra del Gauchito, ¿vio?, porque diz que a los espíritus que les gusta en donde tán no les gusta que naides les ande estropiando la morada, ansina que hacen todo lo posible pa’ que los otros se vayan, sea como sea, juere como juere. Jue así que el Gauchito se salió con la suya, je, je, como había sido dendesiempre, y entonces los ingenieros estos decidieron respetar el recodo en donde taba el Santuario y hacer un desvío en el camino pa’ no demolerlo…
Se respetó así el Oratorio y los ingenieros pidieron perdón y protección pa’ la obra, que estos ingenieros, ¿vio?, diz que tanto que estudian y estudian pa’ hacer los cálculos que a la final se achicaron fiero con el Gauchito, po, tanto que terminaron haciendo lo que Antonio quería, che, como siempre, como todos…
Y jue así, ¡puéh!, que a Antonio nadie pudo sacarlo nunca del Pay Ubre, porque Él era nuestro, ¿me entiende?, Él era nuestro Gaucho y el Gaucho de toditos los correntinos, pero por sobre todas las cosas era el Gaucho del Pay Ubre, y jue Él el que en cierta forma eligió morir como murió y morir en el lugar en el que murió y dendentonces que todos los correntinos lo veneramos, vea, vea y anote, porque diz que es el Santo de los Pobres, por sobre todas las cosas de los que somos más pobres, ¿vio?, de la paisanada, porque pobres, pobres, todos dicen que son y vos después te enterás que tienen la casa, que se compraron el auto, que le hacen la fiesta de los quince a la hija, en fin, eso, che, que es como que quejarse se quejan todos, toditos, en cambio nosotros no, vea, nosotros es una realidad que la tenemos como asumida, que la tenemos como incorporada a nuestra historia de que nacemos, po, porque nosotros somos, lo que algunos políticos y trabajadores sociales diz que somos los “pobres estructurales”, es decir, los que nunca nunca tenemos nada de nada, nacemos así, crecemos así y nos morimos así…
De vez en cuando algún político se acuerda de nosotros y nos da algo, ¿vio?, algo como ropa, útiles escolares, alimentos, todo pa’ pos venir a pedirnos el voto, no crea, que naides le da nada a naides por nada, sobre todo si es un político el que te lo da, el político da favores pa’ recibir favores y todos sabemos que es así, ¿vio?, que pa’ eso son repolíticos…
El Santuario está construido en el cruce de las rutas provinciales 123 y 119, a unos 8 km de la ciudad de Mercedes, poblado de banderas rojas en tacuaras y en mástiles, lleno de personas, automóviles, motos, carros, caballos, ómnibus, puestos de venta, kioscos, bares, baños y duchas pa’ los devotos…
Existen a los costados dos espacios grandes donde acampar, con individuales consistentes en un alero con asador, mesas, bancos, piletas y en la parte central una feria de artesanías y manufacturas de distintos elementos alusivos al gaucho milagrero.
En el centro del mismo hay una réplica del algarrobo en donde el Gauchito juera degollado, repleto de innumerable plaquetas y chapas patente de agradecimiento, a los pies y a la derecha del mismo, hay unas estructuras metálicas especialmente diseñadas pa’ sostener las velas encendidas…
En la parte de adelante del predio, debajo del cartel de ingreso se observa un tinglado abierto donde se disponen varias hileras de bancos de madera; es la capilla principal, a cuyos fondos se levanta una cruz de tamaño mediano, construida con madera de ñandubay, igual a la auténtica Cruz de Gil, ya que la verdadera se la afanó una vez un manosanta de Formosa que la usó pa’ hacer sanaciones y curaciones en su provincia, de que la recuperaron está bajo custodia policial y se exhibe náa más que el 8 de enero que es cuando se conmemora el homicidio del Gauchito…
Por detrás de la réplica de la cruz se extiende un modesto mausoleo con un extenso nicho que ocupa su frente, donde pueden encenderse las velas rojas pa’ acompañar las plegarias. Este es el oratorio principal: allí se piden las gracias ante la Cruz de Gil, se bendicen estampas y otros elementos, se le reza al Santo y también se interpreta casi en forma permanente música de chamamé, ejecutada por los músicos de la zona que saben ir a venerarlo…
En la parte de atrás del terreno, casi a los fondos y completamente separado del tinglado metálico también abierto aunque de mayores dimensiones que el anterior, existe otro tinglado donde se realizan los actos principales en los días festivos y en cuyo interior se levanta sobre un gran altar o mausoleo rojo, una gigantesca estatua del Gauchito Antonio Gil con los brazos bien abiertos, pintada con vivos colores en los que destacan el rojo punzó de la vincha, la faja y el pañuelo.
Esta es una obra del escultor chaqueño Antonio Seiler que está perfectamente ajustada al tipo de gaucho correntino, que no usaba chiripá ni boleadoras que es como aparece en la casi totalidad de las estampitas que se comercializan…
Tanto el frente como las paredes del citado altar o mausoleo tán repletos de plaquetas de agradecimiento y también funciona en el Santuario, un museo en donde los devotos dejan cantidad de donaciones y objetos especiales: camisetas de grandes jugadores de fútbol, vestidos de novias, juguetes, cruces, cartas, etc.

Contactos:
Te:(0341) 4307945
Cel:(0341) 155-976669
e-mail: marianamiranda66@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario