Capítulo 5

GIL 2

Parece que yo era mucho más que bueno como pa’ algunas cosas, ¿vio?, pa’ algunas cosas que parece como que los otros no eran…Por lo menos, esa era la voz popular…
Diz los que me conocen que de mucho más que de pibe, de purrete más bien, vea, vea y anote, yo ya sabía bien quién se iba a enfermar y de qué y de el cómo y del cuándo de su curación. Diz que sabía ver quién era el que se iba a enfermar y si tenía o no posibilidades de recuperarse. Diz que sabía curar a los enfermos con sólo verlos y, por sobre todas las cosas y gracias a eso, podía entenderlos, que eso era lo más importante, vea, porque si uno entiende al enfermo entiende su mundo y si entiende su mundo entiende cómo funciona su vida; y a partir de allí como puede ser el proceso de su propia muerte y entonces, tan sólo entonces, uno puede, como pueden muy pocos, es verdad, imaginarizar su propia muerte y poder alterar las variables necesarias para que esta no suceda. Pero también es cierto, como dicen por ahí, que para entender a los enfermos tan sólo se necesitaba una fe muy enorme y un corazón muy abierto, y, a la vez, toneladas de amor, que tan sólo la fe y el amor es lo que los cura y no los estudios enciclopédicos y meticulosos durante muchos años en la Facultad…
Ya se había corrido el bolazo por el todo Pay Ubre que yo era el que curaba y pasaba entonces, que era cosa de todos los días, tener gente en casa haciendo cola, unos por un resfrío, otros por picadura ‘e bicho, otros por balazo o lanzazo, algunos por males desconocidos, pero, en fin, todos venían a curarse y todos traían algo, pa’ ña Encarna, ¿vio?, pobre, ella, ella que era una santa y que los atendía como podía mientras yo no daba abasto, aunque tuviera cuatro o cinco años y apenas pudiera hablar…
Mi modo de hacer sanar era, si usted lo viera, aunque yo fuera así de gurisito que no sabía bien ni hablar, hacerlo sentar enfrente mío al enfermo, así, así, así como está usté cerca de mí ahorita, así, así, como pa’ cebarle los amarguitos, ¿vio?, (porque yo siempre atendía mientras tomaba mate, no se crea que era otra cosa, como todo, ¿vio?, porque acá se toma mate todo el día, capaz que es porque esto es la Mesopotamia y tenemos más yerba, qué se yo…) y entonces ponerle la mano en la frente (cualquiera de las dos) y entonces sí, che, entonces era bien seguro que podía verle todo a la persona, la vida, la muerte, los disgustos, las alegrías, los padeceres, las enfermedades por las que había pasado y por las que debería de pasar… Ahí si, che, que veía todo como si fuera una peli de la tele…Entonces sí tomaba conciencia y entendía acerca de cuál era esa persona y en qué mundo vivía y qué era lo que necesitaba como para sanarse… Y fijesé usté, don, que, en general no la pifiaba tanto, en general la pegaba, a veces pienso que era por pura casualidá, ¡juéh pucha!, a veces pienso que era porque algo taba aprendiendo, porque algo, alguito, ya, a esa edad de gurisito pequeño había empezado a aprender… Porque vea, vea que naides nace sabiendo, eso se sabe, uno aprende sobre la marcha, por más que haya estudiado mucho en alguna que otra Facultad uno aprende atendiendo, así, así, como hacía yo de pibe, atendiendo gente que te viene a pedir, atendiendo gente que sufre, atendiendo gente que pide para ellos mismos, que pide para los familiares, que pide para los amigos… Que pide salud, que pide dinero, que pide suerte, que pide alegría, que pide, antes que nada y por encima de todo, toneladas de amor, toneladas de fe y toneladas de amor que no conseguían en ninguna otra parte, que nunca habían podido conseguir en otra parte y ahí, ahí, delante de mío, aunque yo fuera un mocosito de mierda, debajo de mi mano la conseguían, no sé si era una cuestión de Dios o era una cuestión mía, vea, pero era cierto que se iban mucho más felices y más saludables de lo que habían llegado, hay que ver, es cierto también que no todos se curaban, que no todos se salvaban, que había cosas que ya eran irrecuperables e irresolubles, pero, de todos modos, todos se iban mucho más contentos que lo que habían llegado y eso era lo importante, ¿no?, porque sino, ¿pa’ que va a vivir uno si va a andar con esa cara de ojete por la vida que parece que anda oliendo mierda por todas partes?, ¿pa’ qué, che?, ¿eh?, ¿pa’ que?...

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